Microbiota del bebé

Desarrollo de la microbiota del bebé

Descubre su Importancia desde la gestación y las nuevas técnicas para bebés nacidos por cesárea

La microbiota del bebé, un tema de creciente interés en la comunidad científica, empieza a conformarse incluso antes del nacimiento. Aquí te presentamos los hallazgos más recientes sobre cómo y cuándo se desarrolla esta microbiota crucial para la salud del bebé y las nuevas técnicas para mejorar la microbiota en bebés nacidos por cesárea.

Importancia de la microbiota intestinal materna

Nuestro cuerpo está colonizado, tanto por dentro como por fuera, por millones de microorganismos (incluidas bacterias, virus, hongos y parásitos) que en su conjunto constituyen nuestro microbioma, y todos ellos son importantes para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, desempeñando un papel esencial en la digestión, el sistema inmunitario y la salud general.

En la colonización de estos microorganismos intervienen factores muy diversos: genéticos, ambientales, dieta, salud bucal de la madre, infecciones de la madre durante el embarazo, estado nutricional previo y durante el embarazo, tipo de parto, etc.

Durante el embarazo, la microbiota de la madre juega un papel crucial en la salud del bebé. La microbiota vaginal y gastrointestinal de la madre puede influir en la composición de la microbiota del bebé, tanto durante el parto como a través de la lactancia materna. Se ha demostrado que una microbiota saludable en la madre puede tener efectos positivos en el desarrollo del sistema inmunológico y digestivo del bebé. Es importante que la madre mantenga una dieta equilibrada y saludable para promover una microbiota beneficiosa tanto para ella como para su bebé.

Hay tres momentos clave que van a tener una gran influencia en la colonización bacteriana y el desarrollo de la microbiota del bebé: el embarazo, la vía del parto y la lactancia, que van a determinar una microbiota sana o una alterada de la cual se podrán derivar distintas enfermedades.

Microbiota de la placenta

Durante mucho tiempo se ha considerado que la cavidad intrauterina donde se gesta el feto era un entorno estéril, que el bebé estaba totalmente protegido del mundo exterior, nacía estéril y no era hasta después de su nacimiento cuando empezaba a desarrollar su propio microbioma.

Sin embargo, actualmente hay evidencias que apoyan la hipótesis de que la colonización bacteriana en el bebé se inicia antes del nacimiento.

Hoy sabemos que la placenta no es un entorno estéril y que cuando el feto está en la placenta ya empieza a desarrollar y configurar su propio microbioma.

La placenta no es un entorno estéril y que cuando el feto está en la placenta ya empieza a desarrollar y configurar su propio microbioma.

En 2014 la Dra. Kjersti Aagaard y su equipo investigador del Hospital Infantil de Texas en Houston, analizaron genéticamente y caracterizado las bacterias de 320 placentas y concluyeron que la placenta alberga un ecosistema único de bacterias que parecen tener un sorprendente origen, ya que son mucho más parecidas a las encontradas normalmente en la cavidad oral de la madre más que a las de su intestino o su vagina. Esto sugiere que las bacterias orales de la madre pueden llegar a la placenta a través del torrente sanguíneo estableciendo una conexión directa con la salud materna y convirtiéndose en el primer contacto que el feto tiene con los microorganismos.

Los microorganismos que viven en la placenta tienen funciones muy importantes, como las de metabolizar vitaminas y cofactores (por ejemplo, biotina y ácido fólico) en niveles saludables para el feto en desarrollo.

Stupak y Kwaśniewski confirman en 2023 la presencia de microorganismos en la placenta, líquido amniótico, membranas fetales y sangre del cordón umbilical durante todo el embarazo, lo cual refuta nuevamente la teoría del «útero estéril», y que la microbiota presente en la placenta tiene su origen principalmente en la microbiota oral de la madre, no en la vaginal.

El hecho de haber encontrado microbiota en diversos tejidos y órganos que hace años se creían estériles sugiere que todos los cambios que implica el embarazo pueden influir en la microbiota de la madre y el feto.

Microbiota y embarazo

Decíamos anteriormente que hasta hace poco se creía que el feto en el útero se encontraba en un medio estéril y que su colonización se iniciaba después del parto; sin embargo, los estudios evidenciaron que la microbiota de la madre afecta el desarrollo del feto y del recién nacido.

Durante el embarazo, la madre tendrá adaptaciones fisiológicas a fin de preservar su salud e integridad, que definirá la de su hijo. Por ello es tan importante que la madre tenga una buena salud bucal, intestinal y vaginal durante el embarazo.

Durante el primer trimestre del embarazo la microbiota intestinal es similar a la de la mayoría de las mujeres no embarazadas, pero del primer trimestre al tercer trimestre del embarazo la microbiota intestinal sufre una serie de variaciones. Se ha observado por ejemplo que en el último trimestre la microbiota intestinal de la mujer embarazada experimenta una reducción de su diversidad bacteriana.

Los mil primeros días de vida son importantísimos porque constituyen una período crítico para la colonización intestinal y el posterior establecimiento de la microbiota, que puede ser un determinante en la maduración intestinal, programación metabólica e inmunológica del niño.

Microbiota y parto

Existe un debate científico sobre si el feto adquiere parte de su microbiota antes de nacer cuando está en el útero o el bebé entra en contacto por primera vez con los microorganismos durante el nacimiento, especialmente al romperse el saco amniótico. El parto es el momento de la gran colonización.

Y en este momento, el tipo de parto influirá claramente en la composición de la microbiota del bebé.

Los bebés nacidos por parto natural quedan expuestos a la microbiota vaginal y fecal de la madre (estos bebés presentan microbiota con especies comunes a las de la microbiota vaginal materna), más relacionados con la regulación del sistema inmune y les protegen de alergia, asma y otras enfermedades inmunes y metabólicas, mientras que los nacidos por cesárea no quedarían expuestos directamente a ella y su colonización estará más relacionada con otros microorganismos, como aquellos procedentes de la piel de la madre, más relacionados a la propensión de sufrir determinadas enfermedades que con la regulación inmunitaria.

Los bebés nacidos por cesárea presentan una microbiota intestinal con menores niveles de bacterias pertenecientes a los filos Bacteroides y Bifidobacterium, disbiosis intestinal (alteración de la microbiota intestinal) y menor diversidad microbiana; en comparación con los nacidos por vía vaginal. De aquí la importancia de los nacimientos naturales por vía vaginal.

 

Este hecho llamó poderosamente la atención de la doctora Domínguez Bello, ginecóloga de la Universidad de Nueva York, al observar que en Brasil casi el 90% de los partos se producen por cesárea, y realizó un sencillo experimento con el que demostró que los bebés nacidos por cesárea podían tener también ese primer contacto con la microbiota vaginal de su madre, lo que permitiría aportar y facilitar la colonización de la microbiota vaginal a estos niños nacidos por cesárea.

El experimento consistió en poner durante la hora previa a la realización de la cesárea una gasa estéril en la vagina de la madre para que se impregnara de los fluidos vaginales, tras lo cual guardan la gasa en zona estéril, y cuando sacan al bebé le pasan la gasa por la boca, la carita y todo el cuerpo.

A los 30 días analizaron la microbiota intestinal de estos niños nacidos por cesárea e impregnados con bacterias vaginales maternas y observaron que tenían una microbiota intestinal más parecida a la de un niño nacido por vía vaginal que a uno nacido por cesárea. Un método sencillo que parece suficiente para modificar el microbioma de los bebés al menos durante el primer mes de vida. Pero la transferencia es incompleta, y se necesitan de nuevos y más amplios estudios para conseguir mayor efectividad en el procedimiento, disponer de datos más consistentes para poder llegar a recomendar en el futuro el uso del procedimiento de manera generalizada.

Microbiota y lactancia

La leche materna es uno de los factores que permite la colonización temprana, la cual confiere un gran número de beneficios y tiene un impacto en la salud infantil y en la modulación de determinadas enfermedades a largo plazo.

Hasta hace muy poco se consideraba que la leche materna era estéril, pero actualmente se sabe que la leche materna de una mujer sana contiene microorganismos, lo que se conoce como microbiota mamaria. Esta microbiota se diferencia de la microbiota intestinal, de la vaginal y de otras por ser temporal, puesto que la glándula mamaria únicamente secreta leche desde el último tercio del embarazo (precalostro) hasta el final del destete.

En 1900, el pediatra francés Henry Tissier aisló Bifidobacterium de las heces de bebés sanos alimentados exclusivamente con leche materna. Esto le hizo pensar que la leche materna no era estéril y sugirió que la diarrea causada por un desequilibrio de la microbiota intestinal (entonces denominada flora) podría tratarse complementando los alimentos con esta bacteria. Sin embargo, Tissier todavía afirmó en esos momentos que el útero era estéril, que los bebés no entraban en contacto con las bacterias hasta que ingresaban al canal del parto y por lo tanto que la colonización de la microbiota intestinal en el bebé se iniciaba en el momento del nacimiento.

Hasta hace pocos años se pensaba que la leche materna era estéril y que las bacterias no entraban en el tracto intestinal del bebé hasta que se les proporcionaba otro tipo de alimento. Sin embargo, la evidencia científica ha puesto de manifiesto recientemente que en la leche de mujeres sanas se han encontrado diferentes grupo de bacterias beneficiosas para el intestino del lactante que pueden jugar un importante papel protector frente a diferentes procesos alérgicos en el niño.

Estudios realizado recientemente han mostrado que puede existir un desplazamiento bacteriano desde la microbiota intestinal de la madre lactante hacia la glándula mamaria donde accederían a través de una ruta denominada “ruta enteromamaria”, nutriendo la leche materna.

Casi una cuarta parte de la flora bacteriana de la leche podría proceder de la microbiota intestinal materna, desde donde migraría para colonizar la glándula mamaria. El mecanismo de migración no se conoce con exactitud, pero se cree que puede ser por vía linfática e implicaría participación de las células del epitelio intestinal, la microbiota intestinal y las células del sistema inmune asociadas al mucosa intestinal. Algunas bacterias comensales pueden atravesar el epitelio intestinal con la ayuda de células del sistema inmunitario, que las diseminan a otras mucosas del organismo, entre las que se encuentra la de la glándula mamaria durante la lactancia.

Las bacterias de la leche humana se encuentran entre las primeras que colonizan el intestino del recién nacido, impidiendo el colonización y proliferación de bacterias patógenas, disminuyendo por lo tanto el riesgo de padecer enfermedades infecciosas.

La existencia de la circulación enteromamaria, que se intensifica al final del embarazo y durante la lactancia, y la comprobación de que cepas de lactobacilos aislados de la leche materna y administrados oralmente llegan a la glándula mamaria, abre la interesante posibilidad de modular la microbiota mamaria mediante la ingestión de probióticos, lo que podría tener un impacto favorable no sólo para la salud de la madre, sino también para la de su hijo lactante.

Transmisión Microbiana y salud fetal

La teoría de la colonización microbiana in utero sugiere que las bacterias pueden estar presentes en la placenta y otros tejidos fetales durante un embarazo saludable. Esta colonización temprana podría influir significativamente en el desarrollo del sistema inmunológico del bebé y su salud a largo plazo (Xiao & Zhao, 2023).

Técnicas para mejorar la microbiota en bebés nacidos por cesárea

Los bebés nacidos por cesárea no están expuestos a la misma microbiota vaginal que aquellos nacidos por parto natural. Sin embargo, hay nuevas técnicas para ayudar a establecer una microbiota saludable en estos bebés:

  • Microbial Swabbing: Esta técnica implica el uso de una gasa estéril para recoger secreciones vaginales de la madre, que luego se aplican a la boca, la piel y otras áreas del bebé recién nacido. Esto ayuda a transferir bacterias beneficiosas del canal de parto a los bebés nacidos por cesárea.
  • Suplementos probioticos: Administrar probióticos específicos a bebés nacidos por cesárea puede ayudar a colonizar su intestino con bacterias beneficiosas. Estos suplementos pueden ser administrados a través de la leche materna o directamente.
  • Leche materna: Fomentar la lactancia materna es crucial, ya que la leche materna contiene sustanciás con acción prebiótica y probióticos que apoyan el desarrollo de una microbiota saludable.

Conclusiones

  • La microbiota placental y su origen: La microbiota de la placenta proviene principalmente de la microbiota oral, destacando la importancia de la salud bucal durante el embarazo.
  • Impacto de la microbiota materna: La microbiota intestinal materna es crucial para el desarrollo saludable de la placenta y del feto, influenciando directamente el crecimiento y la vascularización placental.
  • Colonización In Utero: La presencia de bacterias en la placenta desde etapas tempranas del embarazo puede ser fundamental para el desarrollo del sistema inmunológico del bebé.
  • Técnicas para bebés nacidos por cesárea: Nuevas técnicas como el «microbial swabbing» y el uso de suplementos probióticos están ayudando a establecer una microbiota saludable en bebés nacidos por cesárea.

Beneficios de la microbiota para el bebé

  • Fortalecimiento del Sistema Inmunológico: Una microbiota diversa y equilibrada puede ayudar a proteger al bebé de enfermedades.
  • Desarrollo Digestivo Saludable: La microbiota juega un papel clave en la digestión y la absorción de nutrientes.
  • Prevención de Enfermedades Crónicas: Un buen comienzo en el desarrollo de la microbiota puede reducir el riesgo de enfermedades como el asma, las alergias y las enfermedades autoinmunes.

Referencias

  • Aagaard KM, Segars JH. What is the microbiome and how do we study it? Semin Reprod Med. 2014;32(1):3-4.

  • Dominguez-Bello MG, y cols., Delivery mode shapes the acquisition and structure of the initial microbiota across multiple body habitats in newborns. Proc. Natl. Acad. Sci. USA 2010, 107, 11971–11975.

  • Dominguez-Bello MG, y cols. Partial restoration of the microbiota of cesarean born infants via vaginal microbial transfer. Nat Med. 2016;22(3):250-253.

  • Se Jin Song, y cols, Naturalization of the microbiota developmental trajectory of Cesarean-born neonates after vaginal seeding, Med, 2021. Vol. 2 (8), 951-964.

  • Stupak A y Kwaśniewski W, Evaluating Current Molecular Techniques and Evidence in Assessing Microbiome in Placenta-Related Health and Disorders in Pregnancy, Biomolecules 2023 May 30;13(6):911.

  • Uberos J. Microbiota perinatal: Revisión de su importancia en la salud del recién nacido. Arch Argent Pediatr 2020;118(3):265-270.

¿Cómo apoyar el desarrollo de la microbiota del bebé?

  • Nutrición Materna: Consumir alimentos ricos en probióticos y fibra durante el embarazo puede favorecer una microbiota saludable.
  • Parto Natural: Siempre que sea posible, el parto vaginal puede ayudar en la transmisión de bacterias beneficiosas al bebé.
  • Lactancia Materna: La leche materna contiene prebióticos y probióticos que apoyan el desarrollo de una microbiota saludable en el bebé.

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